Un mentiroso compulsivo en prensa

Economía versus Política
César Peña *
Más allá de las falsas palabras de Jorge Martínez, el coordinador de Comunicación Social del Gobierno Estatal, quien dijo que entendía a los periodistas pues era uno de ellos, o de que venía desde abajo y sabía lo dura que era la actividad o más aún, que había pasado hambre al estar desempleado obligado a vender jugos en su casa, actividad tan noble como la del periodismo, el hecho es que una y otra vez afirmó que al haber salido de las filas de la comunicación lo hacía ver las cosas diferentes.
La política, agregaba Martínez, le era ajena, sin embargo, pronto la copió y la aplicó en sus vertientes de demagogia y traición. Ofreció recortar los millonarios presupuestos a los grandes diarios que su antecesor entregó enriqueciendo a sus directivos para darlo a los que recibían poco o nada en una especie de Robin Hood de la comunicación.
En fin, que Martínez López decía una y otra vez que no sería como Eduardo Iturbe, que con él sería otra historia, discurso que sólo le duró unos pocos meses, tal vez un poco más que sus ganas de hacerlo cuando hasta se identificaba – inéditamente-, con los principios morenistas y decía que su pluma había sido siempre de izquierda y combativa.
Hoy, el funcionario declara sin tapujos que el periodismo de izquierda ya no existe pero más aún, confirma una y otra vez que llegó para simular en un cargo para el cual simplemente no tiene la preparación ni en relaciones, ni como comunicólogo, para desempeñarse.
Como en los mejores tiempos priístas, reempoderó a sus amigos comunicadores del famoso Grupo La Joya y ya sin pena alguna, sólo se relaciona con la “prensa grande” y le puso el pie a los críticos, disidentes y la auténtica prensa de izquierda.
Ufano, ya no le toma las llamadas más que a los amigos y con aires de quien se sube a un tabique y se marea, se ha convertido en la peor versión de un funcionarillo patético que con aires de grandeza quiere representar a la Cuarta Transformación. Nuevamente quien lo puso, se equivocó a tal grado que no ha podido mitigar las críticas a la administración menchaquista ni un centímetro en esta crisis que se pronuncia cada día más.
Jorge Martínez conoció el teje y maneje de la corrupción de Iturbe, la aceptó públicamente pero hasta la fecha nunca ha movido un solo dedo para que sea juzgado por las empresas fachada que creó para desviar más de 100 millones de pesos.
Antaño, cuando el desempleo y el hambre le pegaban a Jorge Martínez, hacía por platicar con cualquier colega que encontrara en la calle. Hoy empoderado y arropado de soberbia, ni siquiera saluda a quienes antes eran sus amigos que en realidad nunca lo fueron, pero que sólo los buscaba para olvidar sus miserias económicas y existenciales.
Martínez López pasó de ser “un gran comunicador”, a una pobre caricatura, opaca, desfigurada de lo que cree que es, siendo otra estrella caída más del Gobierno del cambio.
- Escritor, periodista, economista y divulgador de la ciencia.