Pobreza, neoliberalismo y Cuarta Transformación en Hidalgo
Abraham Mendoza Zenteno
Uno de los grandes sofismas del neoliberalismo, era que las causas de la pobreza se derivan de la imposibilidad de alcanzar una etapa más evolutiva de una parte de la sociedad, que cualquier interferencia al mecanismo del mercado conduce a la pobreza (Hayek, 1978); que la política monetaria por sí misma promueve la estabilidad económica y no es necesaria la intervención del Estado (Friedman, 1983), ya que la regulación excesiva o inadecuada del Estado puede provocar la pobreza (Czarnecki, 2013).
Así, durante 36 años nos recetaron una dosis neoliberal ininterrumpida, donde cada vez que había una crisis, se pedían créditos al exterior con sus respectivas cartas intención que implicaban, además de sus respectivos intereses leoninos, la privatización de las empresas del Estado, la confiscación de los ingresos petroleros, o la aceptación de condiciones inaceptables de sumisión y dependencia de las economías foráneas.
Sin embargo, el combate a la pobreza nunca se realizó de forma seria, pues nunca hubo la voluntad para eliminar las causas estructurales de la pobreza. En cambio, los pobres eran utilizados como un ejército electoral de reserva, y los programas sociales eran utilizados de forma clientelar, electorera, diseñados para mantener al Partido Oficial en el poder, y lucrar con ellos. La pobreza era vista como un mal necesario que había que mantener, pues ese era el soporte del régimen anterior.
Al llegar nuestro gobierno, que encabeza el Presidente Andrés Manuel López Obrador, los programas sociales dejaron de ser un mecanismo de coacción y cooptación de consciencias, y fueron rediseñados para realizar un combate estructural y real a la pobreza, para abatir la desigualdad social y económica existente en nuestro país, y para realizar una redistribución efectiva del ingreso, en favor de los más vulnerables y desprotegidos de nuestro país.
Lo anterior, englobado en una política de Bienestar que incluye, entre otras cosas, el combate a la corrupción, el aumento al salario mínimo, y el cobro de los impuestos a más ricos del país que durante sexenios, gozaron de impunidad y privilegios a costa del Pueblo.
El cambio de paradigma ya tiene efecto de forma palpable. La semana pasada, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) publicó los resultados de la medición de pobreza multidimensional 2022, y los resultados fueron evidentemente positivos para nuestro gobierno, pues se registró una disminución de la pobreza, sobre todo después de la pandemia de COVID-19, tanto a nivel nacional, como en la entidad.
De acuerdo a lo publicado por CONEVAL, a nivel nacional, la pobreza disminuyó 5.6% de 2018 a 2022 (41.9 a 36.3%), mientras que en Hidalgo tuvo una disminución del 8.9% durante el mismo periodo, al descender del 49.9 al 41%.
En términos absolutos, a nivel nacional, las personas que no alcanzaban a comprar la canasta básica alimentaria y no alimentaria, descendió de 51 millones 890 mil personas, a 46 millones 804 mil, mientras que, en Hidalgo, disminuyó de 1 millón 517 mil, a 1 millón 294 mil.
Esto, indiscutiblemente, es debido al cambio de modelo económico realizado por el Presidente López Obrador, quien ha impulsado la implementación del Humanismo Mexicano tras el fracaso absoluto del modelo neoliberal, y ha demostrado que la máxima premisa de nuestro gobierno, “por el bien de todos, primero los pobres”, es una realidad.
Así, nuestra tarea desde el Gobierno de México es continuar con la profundización de la Cuarta Transformación en la entidad, cuidando que los programas sociales lleguen directamente a los beneficiarios, sin intermediarios, y combatir las causas estructurales de la pobreza para reducir la brecha entre ricos y pobres, disminuir la desigualdad social, y generar las condiciones para que el Pueblo pueda tener una mejor calidad de vida.
Sigamos haciendo Historia.
