Marco Rico, un líder rebasado y sordo
César Peña *
La democratización de Morena es un proceso lento e inacabado; es más, el partido no nació ni siendo el más plural, ni el más tolerante, ni tampoco el más inmaculado ya que si bien es un instituto que nace producto de la visión de López Obrador, la exigencia de diversos sectores de la sociedad, el agotamiento del proyecto de la izquierda política representada por el PRD entre otras causas multifactoriales, nace igualmente como Marx predijo, de las ruinas del antiguo régimen, arrastrando algunas de esas prácticas del pasado.
Este ajuste de cuentas con el sistema político corrupto, no deja de ser tortuoso al coexistir la idea del cambio con la anti revolución al mismo tiempo. Morena también exige y reclama la autocrítica para detectar los vicios que se siguen reproduciendo al interior, tanto como del partido como del Gobierno, si en sus pretensiones, como lo afirman teóricamente, está el erigirse como un garante de transformación.
El proceso electoral del 2024 en que convergerán la Presidencia de la República, senadores, diputados federales y estatales así como presidentes municipales, es un reto mayúsculo que está poniendo a prueba a Morena y con ello, a sus dirigentes como Marco Antonio Rico, presidente del Comité Estatal, quien está teniendo graves problemas para entender y superar los retos coyunturales.
No se trata únicamente de las manifestaciones en su contra por la designación de precandidatos al Senado o que se haya pospuesto la fecha para dar a conocer la lista de los pre aspirantes a las 7 diputaciones locales, sino que más bien está vinculado con un largo cuestionamiento de decisiones partidistas de las cuales no puede evadirse manteniendo silencio o poniendo candados a las puertas del partido.
Ayer, presionado por tener en sus filas a detestables cuadros del Grupo Universidad, Marco Rico guardó silencio cómplice con la represión en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) tal y como lo hizo con el evidente acarreo de estudiantes en las elecciones del 2020 en Tulancingo, Tepeapulco y Tizayuca, lo mismo que con la elección de consejeros que le dieron un triunfo apabullante a Marisol Ortega.
Hoy, por las mismas razones, el dirigente morenista prefiere hacerse de la vista gorda con los actos de publicidad anticipada de muchos precandidatos que se promocionan en espectaculares y bardas que a diario ve en calles y avenidas y que sabe que están prohibidos por la Convocatoria emitida por el CEN morenista. Todo mundo ve tal propaganda menos él, esto se llama complicidad en la ilegalidad.
En diversos municipios Marco Rico ha sido increpado por tomarse fotos con personajes de dudosisima reputación, a los cuales hasta les ha dado el aval porque es incapaz de hacer lo que hace el mandatario estatal Julio Menchaca, que sabiendo quienes son, cortesmente se las niega. No se trata de una foto, se trata pues de integridad y mantener la coherencia política.
Así como van las cosas, las designaciones para alcaldes van a ser un escenario de guerra abierta con la dirigencia estatal, quien ya dio el primer viso de irresponsabilidad y falta de compromiso con personajes como Cuauhtémoc Ochoa y que pueden hacer perder al partido en municipios importantes que están técnicamente ganados.
Uno de ellos es Tepeapulco, que desde hace dos años ya tiene el destino de que lo perderá Morena pero aún así, la responsable de ello quiere y seguramente va a ser candidata a la diputación local. El mundo de cabeza.
- Escritor, periodista, economista y divulgador de la ciencia