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Opinión

Los demonios de Francisco y su pobrísimo Pontificado

Los demonios de Francisco y su pobrísimo Pontificado
  • Publicadoabril 22, 2025

Economía versus Política
César Peña *


Las grandes pretensiones de la Iglesia Católica con la llegada del Papa Francisco el 13 de marzo del 2013, cuando ese credo atravesaba una gran crisis de credibilidad por el estallamiento de los graves casos de corrupción con el Instituto para la Obras de la Fe o Banco Vaticano, acusado de lavar dinero al crimen organizado lo mismo que los abusos sexuales de curas a menores que se sumaban por miles y la necesidad de reivindicar el papel de la mujer al interior, quedaron sólo en buenas intenciones pues todo quedó prácticamente igual.


La salida de fieles y la caída en las expectativas de crecimiento iniciados desde la llegada del siglo XXI lo mismo que los cuestionamientos a su antecesor, Joseph Ratizinger, le dejaron a Mario Jorge Bergoglio un reto mayor. Pronto puso manos a la obra con pequeños destellos como fue mudarse del Vaticano a una cabaña anexa, dejar de usar crucifijos de oro y otras tantas extravagancias del Papado, pero lo que importaba, las reformas de fondo, quedaron pendientes.


En los primeros años, indudablemente si hubo un regreso a esa Iglesia de los pobres que tanto pregonaban. Hasta los frailes se sumaron a esta cruzada que lamentablemente sólo duró unos cuantos meses.

También existió la promesa de que la mujer dejaría de ser objeto decorativo en este culto machista – patriarcal donde el reclamo era la igualdad, lo que nunca sucedió al final de la vida de Francisco, en que no hay ordenación femenil, vaya, ni siquiera el respeto mínimo ya que la Iglesia las sigue tratando como sirvientas en los conventos y parroquias y más aún, como objetos sexuales de las cuales pueden disponer libremente los curas y sacerdotes.


Mientras seguían aumentando los casos de abuso sexual a menores a niveles alarmantes en toda Europa, América, África y Oceanía, el tema fue tratado muy tibiamente por Bergoglio cuando debió haber sido contundente una y otra vez pues ya era un modus operandi que sigue activo a la fecha, pero no, sólo una disculpa mínima y sanciones tibias a los infractores, lo mismo que apoyo simulado a las víctimas y familias y asunto cerrado.


Cierto, Francisco intentó defender a palestinos contra el genocidio israelí, pero lo hizo de manera más que tibia y como en el pasado. Su censura contra el depredador capitalismo fue sólo entre dientes, buscando siempre no incomodar a los dueños del capital y a los señores de la guerra.


Tradición en el catolicismo es hacer una gran pompa de todo, hasta del funeral de Franciso, quien no tuvo un acercamiento real con los principales detractores de ese culto, como fueron Salvador Freixedo y Hans Küng, salidos de sus filas o intentar un diálogo con la comunidad atea que fue ganando terreno por la desilusión de que todo lo divino comenzaba, como en los tiempos de Lutero y Calvino, a apestar a dinero y corrupción moral.


En su periodo, como nunca, los ateos pasaron de ser una minoría a millones. Muchos dejaron el catolicismo para nunca volver y algunos lo hicieron por ser víctimas y familias de víctimas de depredadores sexuales con sotana. Destaca en el periodo de Francisco, el menor crecimiento del catolicismo del 1.3 en sus primeros años al máximo de 3.1 por ciento en el último trienio, cifras parecidas a las de Ratzinger, uno de los peores Papas de la historia.


A Francisco le interesó más la imagen bonachona que la de un Pontífice realmente honesto y justiciero. Hubiera sido un auténtico reformista si tan sólo el mismo hubiera denunciado penalmente a los violadores que de acuerdo a un estudio.


Como mera burla, la Arquidiócesis de México, entre sus deseos del 2025, habla en uno de sus 12 puntos del deseo de ayudar a las víctimas de algún tipo de violencia, soslayando nuevamente a las víctimas de religiosos pervertidos.


Su frase de “Dios acepta a todos por igual” lanzada a la comunidad LGTTIQ+ fue sólo publicidad barata y la Iglesia jamás intentó entender ni aceptar a gays y divergentes comenzando por esconder a todos los sacerdotes gays que alberga -cerca del 35 por ciento-, lo mismo que por el Lobby Gay en El Vaticano, investigación que tuvo más de encubrimiento que de justicia y aceptación de tales prácticas.


En fin, que Mario Jorge Bergoglio quedó mucho a deber como cabeza de un culto que sigue manipulando al pueblo con un Dios que nunca existió y una virgen que utilizaron los conquistadores para someter al pueblo mexicano y que obviamente es una invención que sólo unos cuantos sacerdotes honestos han reconocido.

  • Escritor, periodista, economista y divulgador de la ciencia

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