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Lluvias “atípicas”: ¿maldición o bendición?

Lluvias “atípicas”: ¿maldición o bendición?
  • Publishedjunio 26, 2025

Columna de Adán Amajac Martínez

En el 2020 la película surcoreana “Parásitos” fue la gran ganadora de los Oscar, obteniendo un total de cuatro estatuillas, siendo la más representativa la de la categoría a Mejor Película. De la controvertida historia que muestra los distintos mundos en que viven dos familias diametralmente opuestas en el aspecto económico, bien vale la pena recordar una de las escenas emblemáticas: mientras la mujer millonaria celebra la bendición de la lluvia, su chofer recuerda para sí lo inundada que quedó su casa, la perdida de sus muebles, lo mal que la había pasado. La misma condición climatológica, en la misma ciudad, representaba bendición y maldición. Esa escena, para nada nos es ajena.

A diferencia de los siglos pasados, cada vez son menos predecibles las estaciones del año, los fenómenos naturales y sus efectos. Desde hace varios años, el cambio climático nos ha involucrado en una dinámica distinta a la que estábamos acostumbrados, con altas temperaturas donde antes hacía frio, sequias extremas en donde ya era seco y lluvias torrenciales cuando antes eran moderadas. Es un hecho conocido que las condiciones climatológicas cada vez serán más severas, argumentar al desconocimiento y a lo “atípico” peca de absurdo.

Recientemente hemos sido testigos en redes sociales de las inundaciones que sufrieron barrios altos, fraccionamientos y principales avenidas de la zona metropolitana de Pachuca. Desde vehiculos con pérdida total, familias enviadas a albergues por las severas afectaciones en sus hogares y graves daños en la infraestructura pública, el problema seguramente se cuantifica en millones. Si bien es cierto, la mayoría de las afectaciones derivan de una pésima planeación histórica y de obras mal hechas de gobiernos pasados, es evidente que los actuales no pueden deshacerse de la responsabilidad de atender y responder a los retos que enfrentan los municipios y sus habitantes.

Desde hace años, las cambiantes condiciones climatológicas han exigido que quienes asumen la titularidad de un gobierno planeen y diseñen mejores acciones y programas que atiendan, de manera eficiente las consecuencias de las lluvias. Para fortuna nuestra, no somos el único país que enfrenta este tipo de fenómenos y bien vale la pena seguir las buenas prácticas internacionales que van desde crear ciudades esponjas, dar mantenimiento al sistema de alcantarillado y drenaje, pero, sobre todo, convocar y contratar a urbanistas y gestores de las aguas pluviales para que se atiendan las causas de fondo que han generado que la zona metropolitana de nuestro estado sea un caos.

Si se toman las previsiones necesarias es un hecho que los efectos generados por las lluvias “atípicas” podrán evitarse; pero si las acciones no se encaminan a la previsión y prevención las afectaciones se repetirán. Los ciudadanos merecen vivir con certidumbre mientras los gobiernos planean, presupuestan y actúan más.

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