La planeación para el Desarrollo.

Ing. Jorge Luis Bautista..
Para los que pertenecemos a esa generación que ya va de salida, y que por lo mismo, nos iremos con los sentimientos encontrados al ver cómo se han modificado las formas, criterios y modos de determinar el destino de los cada vez más escasos recursos públicos con los que se tiene la posibilidad de construir un camino hacia el desarrollo con prosperidad compartida para nuestra sociedad.
Antes, en las décadas de los 70, 80 y 90 (s), del siglo pasado, existía el Sistema Nacional para la Planeación Democrática, sistema que incluía leyes, metodología, tiempos, criterios, metas y objetivos, seguimiento, evaluaciones y responsabilidades perfectamente delimitadas, en la que todo el aparato institucional trabajaba para lograr las metas.
Lo viví desde una responsabilidad intermedia, desde el territorio, pero también desde el escritorio, y con paso de los años, veo que fueron más cosas buenas, que ahí están, y al comparar con los esquemas usados hoy, será por nostalgia o frustración, pero veo que todo lo cambiaron para ya no atender los reclamos sociales, más bien, para solo darle forma a sus negocios de los grupos gobernantes, que les permita acumular dinero público, para con ello financiar la continuidad de su clan y la permanencia en el poder, muy por encima de leyes y partidos que dan forma a nuestra ” democracia”.
Hoy, no hay expertos en planeación para el desarrollo en ningún nivel de gobierno..Por el contrario, si por ahí surge algún experto, lo combaten y expulsan, o intentan disfrazar a algún payaso, como “la chucha cuerera”, que de inmediato lo descubrimos por sus patotas, o porque grazna como pato.
Vivimos en el total desorden institucional, sin planes, ni programas o proyectos reales, necesarios, medibles, prioritarios, sistematizados, surgidos de la capacidad política de un buen conductor municipal o estatal, y hasta nacional.
Vemos puras acciones reaccionarias, preñadas de ocurrencias e inocultable mala fe y avaricia..
Nada surge ya de los comités de planeación, (desde el comunitario hasta el nacional), y, aunque algunos aplauden los adornos innecesarios para las ciudades a punto de colapsar, la mayoría juzga en silencio la falta de humanismo de esos que usan este discurso para intentar hacer creer a la sociedad, que son, lo que nunca han sido, ni lo serán.
Entender que sin planeación para el desarrollo de nuestro Estado, es ir a más décadas perdidas, es la urgencia de hoy. Y es aquí, donde el juicio silencioso de los Hidalguenses honestos y trabajadores, jugará un papel importante para cuando tengamos que contestar sí queremos seguir así, o buscarle por otro lado.
Esa es la esperanza, aparte de qué, a quién se le acaba el tiempo, es a los malos políticos, porque a la sociedad, nunca.