Feminismo silencioso
Por Pamela García
La Doctora Beatriz Gutiérrez Muller en su más reciente publicación literaria, propone una teoría-
concepto nuevo “El Feminismo Silencioso”, ¿por qué? Porque puede, porque quiere, porque sabe
y porque le interesa.
Desde el inicio de la administración de AMLO, Beatriz se negó a tener el título de primera dama,
esto fue todo un posicionamiento con el que demostró que es una mujer de convicciones
arraigadas, pensamiento crítico y una personalidad arrolladora, ella considera que no existe
merito en llevar un título honorifico por el simple hecho de estar casada con tal o cual persona. Es
evidente que hay mucho más dentro de ella por ser y expresar que su simple estado civil.
“El Feminismo Silencioso” se plantea sin menoscabo de los demás feminismos, pues todos son
válidos: tanto el feminismo ruidoso, como el disruptivo, el que vocifera y el que es silencioso,
claro, todos comparten una agenda común. Este nuevo concepto nos recuerda que muchas metas
tambien se logran con cautela, discreción, paciencia y constancia estoica. Aquí es donde se ponen
en el centro otras habilidades, que hasta ahora habían sido devaluadas, a pesar de ser expresiones
cotidianas de la vida popular en el México actual.
Considero importantísimo que en estos tiempos se estén forjando nuevos conceptos para
nombrar nuestras nuevas realidades, sean bienvenidos los chispazos de creatividad valiente, ya
que necesitamos más intelectuales que generen teorías que expliquen el presente y echen un
poco de luz al futuro inmediato. Las mecánicas sociales evolucionan y deben tener de la mano la
misma evolución exigible en el lenguaje, dado que una cosa no existe del todo, hasta que es
nombrada.
En esta premisa, el silencio no es estar callada, ni reprimirse, sino, es hacer un uso reflexivo de la
palabra. Es al mismo tiempo, aquilatar su importancia, sin malgastarla y antes de alzar la voz
hacerse estas preguntas mínimas indispensables: ¿Esto que quiero decir es importante? ¿Esto que
quiero decir va a cambiar el mundo? Si la respuesta es negativa, lo más adecuado es estar en
silencio y guardar nuestras energías para una batalla que realmente lo sea.
Es así como, meditar, razonar, analizar y precaverse suelen ser más prudentes que tomar la voz,
ciertamente, porque hablamos de un proceso cognitivo fino que requiere reflexión, autonomía,
voluntad e inteligencia emocional.
La autora identifica el peligro de “ser transferida” en la imagen del esposo, esto entendido como la
enajenación del “yo” en otro ser. Representa un momento delicado, porque la mujer que está
sufriendo la transferencia, se puede quedar en un “yo” fuera de sí misma, encontrada en la
imagen y actos de su pareja, donde pierde toda personalidad y por ende, responsabilidad en su
desarrollo como ser humano. Alienada, cuya voz la ha abandonado para convertirse en un
accesorio estético del hombre.
En este sentido, habrá que estar prevenidas con una autoestima equilibrada en nuestra propia
identidad como individuos, sin permitir que el amor, la dependencia económica o incluso el
miedo, nos hagan disolvernos en el otro, desdibujando nuestra propia valía.
Sin duda, Beatriz, es una profesional destacada, una mujer valiente con peso propio, algo que no
puedo asegurar de las anteriores primeras damas. Por cierto, dejo la provocación: ¿Cuál fue el
aporte a la Nación de cada una de ellas? Entiendo que eran otros tiempos, pero considero
relevante hacer este análisis para comprender la importancia del legado que nos ha dejado la
Doctora Muller.
¡Valoremos el silencio, la discreción, la paciencia y la constancia estoica!