Maquiavelo en el Barrio: El Poder Real se Juega en los Comités de Base

Aldo Suah Islas Ruiz
Politólogo
¿Dónde se gana realmente el poder? No sólo en los palacios, sino en las calles. Una relectura de Maquiavelo revela que los comités de base de los partidos, son el campo de batalla decisivo donde se construyen las lealtades que después se reflejan en las urnas.
Maquiavelo, en su obra clásica El Príncipe, analizó la cúpula del poder. Pero en sus Discursos, fue más allá: el poder durable necesita una base social. Los comités de base son la ingeniería que transforma una ideología en un control real y tangible del territorio. Son la infraestructura del poder.
La dinámica en estos comités es un juego de dos niveles, que el sociólogo Max Weber distinguiría como la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad.
Una victoria electoral no es casualidad. Es, con frecuencia, el resultado final de esta movilización metódica y constante desde la base.
El gran dilema que plantea este modelo es su objetivo final. ¿Sirven estos comités para crear una ciudadanía autónoma o para perfeccionar un clientelismo moderno? La calidad de nuestra democracia depende de esta respuesta.
La virtù de un proyecto político no se mide solo por sus triunfos electorales, sino por su capacidad para transformar sus bases en auténticas escuelas de democracia.
Más allá de posturas ideológicas, los comités de base representan el sistema nervioso del poder, pues sin su trabajo territorial ningún proyecto político puede traducir su discurso en influencia real y votos concretos, además operan en la tensión permanente entre principios y pragmatismo siendo prueba viviente de que la política es el arte de gestionar la contradicción entre lo ideal y lo posible. Los comités de base es el construir cotidianamente poder desde el barrio.