Redistritación: El Espacio Geopolítico, por Pepe Velázquez.
En momentos de definición sociopolítica que se viven a nivel nacional y local vale la pena cuestionarnos si los cambios significativos que se están dando en las propuestas de redistritación para el caso de Hidalgo, tanto en distritos federales como locales que aún están sujetas a análisis, modificación y deliberación de las fuerzas políticas del Estado aluden en tema de carácter técnico o político.
El Instituto Nacional Electoral (INE) ha generado los primeros escenarios de distritación para las entidades federativas delúltimo bloque en el que se encuentra Hidalgo. El Consejo General del INE ordenó a la Junta General Ejecutiva llevar a cabo la actualización de las demarcaciones territoriales de los distritos, para preservar el valor del voto ciudadano y contribuir a mejorar la representatividad de la democracia mexicana.
Para el caso de Hidalgo los resultados en el ámbito local son 18 distritos, cuatro indígenas y dos municipios fraccionados; así como 7 distritos federales, dos indígenas y ningún municipio fraccionado.
El objetivo de la distritación es que cada diputación represente a un número similar de habitantes y, en consecuencia, la población esté mejor representada al momento de ejercer sus derechos político-electorales. Según el censo de 2020, Hidalgo creció en 417 mil 823 habitantes pues pasó de 2 millones 665 mil 18 en 2010 a 3 millones 82 mil 841 personas. A nivel local, la Constitución Política del Estado de Hidalgo, en su artículo 29 establece la conformación de 18 distritos electorales uninominales entre los que habrá de dividirse el total de habitantes de la entidad, por lo que el promedio que debe tener cada distrito es de 171 mil 269 personas.
El INE ha aprobado los 8 criterios algorítmicos para generar la distribución territorial de cada distrito electoral basándose en el equilibrio poblacional, población indígena, Integridad municipal, la compacidad, tiempos de traslado, continuidad geográfica, factores socioeconómicos, accidentes geográficos. Sin embargo, para propios y extraños la nueva redistribución electoral está generando mucha especulación porque rompe de manera significativa la correlación de fuerzas políticas, tanto de actores como grupos de poder arraigados en cada región distritaly por supuesto la dinámica de operación territorial de las propias fuerzas partidistas que sin duda tendrán que replantear sus estrategias de cara al próximo proceso electoral 2024 o consensar la distribución distrital conforme a zonas de interés particular.
Finalmente, más allá del discurso oficial que han mantenido autoridades electorales y dirigencias partidistas en que los cambios distritales obedecen a elementos meramente técnicos, no podemos perder de vista que se acercan tiempos interesantes y lo cierto es que el uso de la razón estratégica desde el poder, no juega en el espacio vacío e irreal; en política el espacio dentro del horizonte ontológico, es orgánico y autoconsciente donde la geografía electoral debe ser estudiada como un campo de batalla.
